martes, 15 de noviembre de 2016

Cómo empezaron los Encuentros de Hermandades de la Misericordia

Por Antonio Varo Pineda

Durante la celebración del XXVII Encuentro de Hermandades de la Misericordia de Andalucía, celebrado en Córdoba el pasado 12 de noviembre, varios de los asistentes se interesaron por conocer el origen de esta actividad, que pronto cumplirá tres décadas de historia. Ahora pongo por escrito lo que entonces conté de forma oral a grupos pequeños de hermanos. Eso sí, lo haré desde el punto de vista de mis propios recuerdos, completados de vez en cuando con fotografías ilustrativas.

Corría el otoño de 1975. España pasaba unas semanas de incertidumbre, tras la muerte de Franco y las expectativas, aún inciertas, de lo que depararía el futuro en lo político y en lo social. En la Hermandad de la Misericordia vivíamos una época de revitalización tras la profunda crisis de principios de los años 70 del pasado siglo. En el verano de ese año se había restaurado la capilla de los titulares en la Parroquia de San Pedro, que fue reinaugurada con una misa solemne celebrada el 16 de noviembre -cuatro días antes de la muerte de Franco- que presidió nuestro párroco y consiliario, don Julián Caballaro Peñas, de feliz memoria. Pocos días después, mientras comenzaban los trabajos para habilitar como casa de hermandad, en régimen de alquiler, la planta baja del viejo edificio que ocupaba el número 1 de la plaza de Aguayos, recibimos una carta de San Fernando.

En la carta, la Hermandad isleña de nuestra advocación nos pedía un favor: con motivo de la inminente bendición de su titular mariana, María Santísima de la Piedad, estaban organizando una exposición fotográfica en la que figurarían las imágenes titulares de las Hermandades de la Misericordia de la región. Nuestra cofradía, de la que era hermano mayor Benjamín Barrionuevo Guerrero, accedió gustosa a enviar dos fotos, una del Santísimo Cristo y otra de Nuestra Señora.

Pero no quedó ahí la cosa. En 1974 mi padre había comprado un apartamento en la playa de Valdelagrana del Puerto de Santa María, en la misma provincia de Cádiz y muy cerca de San Fernando. La idea de no sólo enviar las fotos, sino también estar presentes en la bendición cuajó con toda naturalidad. Mi padre propuso a otros miembros de la junta de gobierno su intención, y allá que nos fuimos, el 7 de diciembre, En la expedición figuraban además mi padre, Francisco Varo Lucena (q.e.p.d.), otros miembros de la junta de gobierno: José Fernández Pedrosa, José Luque Manzano (q.e.p.d.), Enrique Hidalgo Casares (q.e.p.d.) y Francisco Palomino Benavente (q.e.p.d.), todos ellos acompañados de sus respectivas esposas e hijos. Fue, como se ve, una comitiva muy numerosa.

Antes de salir de Córdoba, se preparó un centro de flores para depositarlo a los pies de la imagen que estaba a punto de bendecirse. A la hora de buscar una dedicatoria para imprimirla en la cinta, a Enrique Hidalgo se le ocurrió la siguiente: "SAN FERNANDO Y CÓRDOBA UNIDOS POR LA MISERICORDIA". La frase iba a tener futuro, pero no adelantemos los acontecimientos.

Llegamos al Puerto de Santa María, donde mis padres, mi hermano Ángel y yo nos acomodamos en nuestro apartamento y el resto de acompañantes en un hotel cercano. El mismo día por la tarde nos acercamos a la Parroquia de la Divina Pastora de San Fernando, donde tiene su sede la hermandad de la Misericordia. Cuando llegamos, ya anochecido, los cofrades estaban trabajando en los preparativos. A la nueva Virgen no la vimos: "Eso se queda para mañana", nos dijo un joven y entusiasta cofrade que se acababa de presentar. Se llamaba y se sigue llamando Diego Salado Marín. El hermano era Pedro Pérez Serrano. Luego nos llevaron a una sala cercana donde estaban expuestas las imágenes andaluzas de cofradías de la Misericordia, y allí vimos las que habíamos enviado.

Al día siguiente, por la mañana, la pequeña iglesia de la Divina Pastora estaba abarrotada y llena de expectación. De la bendición sólo recuerdo la presencia del imaginero Álvarez Duarte -al que había conocido en Córdoba dos meses antes, con motivo de la bendición de María Santísima en su Soledad para la aún nonata hermandad de esta advocación- y el detalle de que a la nueva efigie, recién bendecida, se le impuso la Insignia de la Orden de San Lázaro, en cumplimiento de un maestre de dicha orden del que -si mal no recuerdo- se dijo que era pariente del recién proclamado Rey Juan Carlos I de España.

Tras la bendición vino el acto social, en el que compartimos un aperitivo. Después del agradecimiento de los anfitriones, iniciamos el camino de regreso a Córdoba.

En la Cuaresma del año siguiente, 1976, los hermanos cañaíllas -Florencio Collantes, Diego Salado y sus familias, y quizá alguno más- nos devolvieron la visita, y estuvieron presentes en la Fiesta de Regla de los Cultos. Posteriormente, fueron invitados a un almuerzo en un restaurante de Córdoba. Por cierto, recuerdo que ese día llovió intensamente.

Pasaron los años, porque a veces las semillas más fecundas tardan años en germinar y en asomarse por encima de la tierra.

A finales de 1989, siendo yo ya hermano mayor de la Hermandad, recibimos una invitación a asistir al I Encuentro de Hermandades de la Misericordia de Andalucía, que se celebraría en San Fernando el sábado 27 de enero de 1990. Recuerdo la ilusión que le hizo a mi padre esta convocatoria, pero aunque la noticia fue muy bien acogida en nuestra cofradía, lo cierto es que sólo asistimos cinco personas: mi padre, mis dos tías Rosario y Encarnación (q.e.p.d.), mi esposa y yo.
Estampa-recuerdo del I Encuentro (anverso)
Estampa-recuerdo del I Encuentro (reverso)

El primer Encuentro tuvo ya la misma estructura que tendrían básicamente después: Santa Misa por la mañana, ofrenda floral, visita a algún templo o lugar de interés cultural de la ciudad, almuerzo y acto académico. La ofrenda floral se hizo a la Virgen del Carmen, Patrona de San Fernando; el almuerzo, por su parte, fue en el 
Club Naval de Suboficiales. Como recuerdo, los asistentes recibimos una cañaílla pintada con purpurina dorada y pegada sobre un soporte de madrea.
Florencio Collantes habla en la orfenda floral

Un momento de la ofrenda floral a la Virgen del Carmen..
En el acto posterior -más tarde suprimido de los Encuentros- Florencio Collantes explicó el origen y la idea de esta convocatoria, y no dejó de citar expresamente que el recuerdo de la inscripción "SAN FERNANDO Y CÓRDOBA UNIDOS POR LA MISERICORDIA" había tenido una gran influencia en su memoria para promover la iniciativa.


En ese mismo acto se debatió brevemente sobre cuál sería la hermandad organizadora del segundo Encuentro, y aunque desde el principio Diego Salado apostaba por Córdoba, lo cierto es que el segundo Encuentro fue en Sevilla, organizado por la Hermandad de las Misericordias de Santa Cruz, y el tercero en Jerez de la Frontera, bajo la responsabilidad de la cofradía de la Candelaria (en Jerez hay dos hermandades de este título, la otra es conocida como la del Transporte).

Y, como es sabido, el IV Encuentro tuvo lugar en Córdoba en 1993. Pero esa historia ya ha sido tratada en este blog.


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